Pero Duke no le dio ni una sola mirada a Melodía. En cambio, miró directamente a Eliot y dijo:
—¿Puedes preparar un plato de mariscos para mí y mi familia?
—No sería un problema cocinarlo, pero el problema es si todavía tenemos mariscos congelados en stock —dijo Eliot, mirando directamente a Duke.
Su mirada se desvió brevemente hacia la mesa de Kisha, pero dudó.
Una parte de él quería acercarse a ella, pero sabía que sería extraño actuar de manera familiar cuando, para ella, aún eran desconocidos.
A pesar de que su madre le había hablado de su relación sanguínea, Kisha seguía ajena, y solo su familia sabía la verdad. Si se acercaba repentinamente a ella ahora, podría parecer sospechoso o incluso ser malinterpretado por otros.
Pensando en esto, Eliot apretó los labios en señal de reflexión. En ese momento, la voz de Duke lo devolvió a la realidad.
—No hace falta revisar el almacén... —dijo Duke con calma.