Ying Zijin seguía mirando la pantalla de su teléfono, sin volver a la realidad.
Las largas dedos de Fu Yunshen estaban en el volante, y giró ligeramente la cabeza, aparentemente hablando de manera muy casual, su voz suave —Escuché a tu tío elogiándome.
Ying Zijin recopiló sus pensamientos y le echó un vistazo —Escuchaste mal.
—¿Hmm? —Las cejas de Fu Yunshen se arquearon—. Mi oído es muy bueno, incluso con auriculares, puedo oír.
Ying Zijin bostezó —Escuchando mi llamada telefónica, vas a quedarte sin novia.
...
Esta amenaza sí que era grande.
Mientras esperaban el semáforo en rojo, Fu Yunshen giró la cabeza, pellizcó la cara de la chica y rió en voz baja —Novia, ¿cuándo me darás más beneficios?
El tono de Ying Zijin se mantuvo firme —Depende de cómo te comportes.
Los ojos de Fu Yunshen, como flor de durazno, se levantaron ligeramente.
Su logro en este campo no era del todo completo.