—Bueno, ya que estamos todos aquí, ¿qué tal si hablamos de algunos negocios importantes? —Penny aplaudió mientras descansaba en el sofá con Wild y Yugi, quienes todavía estaban asando pescado—. ¿Por dónde empezamos? ¿La gráfica de ingresos de este trimestre?
—Wild frunció el ceño—. No me interesa cuánto hayas ganado. Me interesa tu esposo.
—Igual… —Yugi se encogió de hombros—. Y mi coche. Pásame el número de contacto de Atlas.
—Imposible —Penny hizo un gesto de descarte con la mano y suspiró—. No importa. No hablemos de cosas aburridas.
—¿Crees que tu esposo es aburrido? —preguntó Yugi, ganándose una mirada mortal de Penny—. Ah. El aburrido es la gráfica de ingresos, ¿eh? Claro, ¡a un multimillonario no le importan las finanzas. Es aburrido!
—¿Cómo se puede ser multimillonario sin preocuparse por el dinero? —Wild bufó a Yugi—. Yugi, muchacho, ¿te has vuelto bobo?
—Tío Wild, sólo estoy aburrido.
—Estar aburrido no necesariamente significa ser tonto.