—Voy a divorciarme de mi esposo. ¡Problema resuelto! Jeje —Penny dijo eso tan casualmente, seguido de una risita que dejó a todos sin palabras. Durante un rato, solo podían mirar a Penny, con las caras mezcla de incredulidad y shock.
Bueno, no es que Penny lo dijera en serio. Divorciarse de Zoren nunca fue parte de su plan—sobre su cadáver. Era raro para ella encontrar un ejemplar tan perfecto que pudiera cumplir todo lo que necesitaba en la vida, tanto emocional como íntimamente. Sin embargo, rápidamente recurrió a esa excusa por una buena razón: no le creerían.
Penny había aprendido esto de Mildred cuando reveló que era la esposa de Zoren. Todo lo que recibió a cambio fue un montón de regaños. Mildred no la creyó y en su lugar la llamó mentirosa. Así que, Penny no tenía esperanzas, ni quería arriesgarse a alterar a todos al decir que su esposo la apoyaba.