—¡Jadeo! —Los hombres del grupo de Penny en la cocina respiraron con dificultad, cubriéndose la boca ante el repentino giro de los acontecimientos. Mientras tanto, los otros en la cocina, que espiaban desde la entrada, se quedaron inmóviles. Sus bocas se abrieron de asombro, con los ojos muy abiertos.
Todos se quedaron congelados, sus ojos dilatados fijos en el cuerpo de William. Varias luces rojas se reflejaban en él, y todos sabían que un movimiento en falso haría derramar sangre. Profundas líneas se formaron entre sus cejas mientras la conmoción se disipaba lentamente, reemplazada por una confusión total.
Solo podían preguntarse qué estaba pasando, hasta que sus ojos se posaron en Mark.
—Ah —El aliento de William se cortó en el momento en que encontró la mirada de Mark. Instintivamente retiró su dedo, pero su rostro se contorsionó cuando Mark le arrebató la mano. Luego, la voz de Mark cortó el aire:
— Mantén tus manos a raya, William Pierson.