Por la seguridad y los halagos de Zoren, Penny se encontró derritiéndose en sus brazos. Una sonrisa estaba cimentada en su rostro mientras soltaba una risita de vez en cuando. Sus frustraciones por aquella entrada épica fallida ya habían desaparecido, sabiendo que, en el corazón, ojos y mente de su esposo, ella era la más genial.
Además, Zoren estaba sorprendentemente complacido por su sorpresa. Esa era la parte más importante.
—¿Estará bien? —De la nada, Zoren hizo una pregunta que no esperaba.
Mirándolo desde su hombro, ella alzó las cejas ligeramente. —¿Dean Pierson?
—Mhm. —Zoren la miró, preocupación evidente en sus ojos—. ¿Lo estará?
—Por supuesto. —Penny lentamente despegó su cabeza de su hombro, enfrentándose a él directamente—. ¿Por qué no lo estaría?
Zoren inclinó la cabeza ligeramente. —¿De verdad no lo sabes? —preguntó por pura curiosidad, leyendo el ambiente a su alrededor.