Hadita

Mientras tanto...

—No quiero ir —soltó Penny, negando con la cabeza—. Siento que... Siento que me voy a enfermar.

—¿No vamos entonces, señorita Penny? —Mark, de tez pálida, asintió.

—No, tengo que hacerlo —eso que dijiste antes... ¿puedes hacerlo?

—¿La cita?

—¡Sí! ¡Esa!

—Si digo la matriarca de la Familia Pierson... —Mark respiró hondo y lo pensó.

—¿Qué?

—Si la solicitud viniera de la matriarca de la Familia Pierson, por supuesto que puedo.

—... —Penny se detuvo con la mirada clavada en el suelo.

—... —Cuando vio un par de zapatos frente a ella, levantó lentamente la cabeza y encontró los ojos de Mark.

—... —Sus miradas se reflejaban mutuamente, capturando la tristeza en las expresiones del otro a pesar de la bonita vestimenta que llevaban para la fiesta de reunión de hoy.