Polla de apuestas

Charles observó a su equipo regresar al banquillo cuando terminó el primer cuarto del partido. Tenían unos minutos para hablar, y probablemente tiempo para una pelea, pero a Charles no le importaba esta última. Solo ver el primer cuarto le había drenado toda la energía, como una fruta siendo exprimida hasta secarse.

—Lo siento —dijo Zoren en cuanto se detuvo frente a Charles—. Pensé que contaríamos puntos mientras metiera una canasta, sin importar cuál.

Sabía que su canasta estaba al otro lado, pero Zoren había pensado trabajar de forma inteligente, no dura. Así que simplemente lanzó el balón hacia la canasta más cercana. ¿Quién habría pensado que hacer eso terminaría ayudando al otro equipo?

Dean sonrió secretamente, negando con la cabeza. —Qué gracioso. ¿Quién habría pensado que el señor Sabelotodo no sabe de baloncesto?