—Señorita Miller, ya has formado parte del plan para engañar a Zoren Pierson porque alguien te vio como el chivo expiatorio perfecto. No caigas en el mismo truco otra vez.
El hombro de Patricia tembló, su reacción le dijo a Ángel que había acertado. Tan pronto como los ojos de Patricia se encontraron con los de Ángel, sus labios temblaron.
—¿Cómo lo supiste...? —musitó ella—, pensando que Zoren se había obsesionado con ella y la estaba acosando. —¿Ustedes me han estado observando? ¿O no me digas que fueron ustedes los que enviaron esa invitación?
—¿Qué invitación?
—¡La que me enviaste el otro día! —exclamó ella—, arrebatando su bolso y luego agarrando su teléfono. No llevaba la tarjeta, pero había tomado una foto de ella por si acaso la necesitaba. —¡Esta!
En cuanto Patricia levantó su teléfono, Ángel entrecerró los ojos y leyó la tarjeta en voz alta para que Penny pudiera escucharla.