El amor era algo que Finn no había experimentado ni pensado. Incluso cuando persiguió a Nina, obtuvo su dulce —sí—, tomó su mano, besó sus labios y le susurró dulzuras al oído, no lo consideró más de lo que era. En su mente, Nina era solo una herramienta que podía usar para su propio beneficio.
Ella era alguien que sabía que sería clave para su supervivencia y alguien que podía usar para obtener ventaja.
Había sido así desde el principio... y debería seguir siendo así.
Debería permanecer así hasta el final.
—... ¿Puedes borrarla de mi mente? —preguntó Finn, atragantándose con sus palabras mientras los recuerdos volvían a él.
Su dulce —sí—, cuando lo dejó entrar en su vida, lo áspero de sus palmas como prueba de su trabajo duro pero que eran las más cálidas para sostenerlo, sus suaves labios y su voz que llenaba su corazón con emociones que nunca había sentido antes. Y mientras recordaba todo eso— todo sobre ella— se dio cuenta de lo problemático que era.