—A mitad de la carrera, justo cuando Zoren y Hugo estaban a punto de terminar sus últimos tragos, ambos ralentizaron —narraba la historia—. Las primeras bebidas les habían bajado como agua, pero cuanto más bebían, más difícil se les hacía tragar la siguiente. Por eso, estaban haciendo pausas entre cada una.
—El ánimo y todo lo que les rodeaba no les estaba ayudando. Si acaso, estaba aumentando su intoxicación.
—No vas a ganar —jadeó Hugo en cuanto se tragó su bebida, agarrando la siguiente. Sin embargo, justo cuando estaba a punto de beberla, hizo arcadas un poco por el olor del alcohol.
—Yo ganaré —respiró Zoren, obligándose a mantener los ojos abiertos mientras su visión empezaba a temblar. Abrió los ojos de par en par, parpadeando un par de veces, solo para estrecharlos—. Veo doble…
—Ah, mierda… —suspiró Hugo, apoyando su mano sobre la mesa—. ¿Qué clase de bebida nos dieron?