¿No los vas a enterrar en deudas, verdad?

Hace meses en Global Prime Logistics…

Penny estaba sentada tranquilamente en el largo sofá de la oficina de Atlas mientras Atlas se paraba frente a las paredes de cristal. La oscuridad se había esparcido por el mundo al igual que el cielo, haciendo que las luces allá afuera parecieran estrellas, reflejando el cielo nocturno.

El hielo en su vaso se derretía, mezclándose con el ron dentro. Sin embargo, los ojos de Atlas seguían fijos en el muelle a lo lejos. Particularmente, en la gente que cargaba algún cargamento a esta hora de la noche.

—¿Me estás diciendo... que deje a Motores Ito en paz? ¿Después de todo? —La voz tranquila de Atlas rompió el silencio en la oficina mientras echaba un vistazo por encima del hombro—. ¿Y dejar que Sven se salga con la suya? ¿No les he dado a él ya ellos suficiente libertad para que haga lo que quiera, lo cual incluye robar nuestro documento?

Penny acariciaba el reposabrazos con la punta del dedo.—Mhm, eso es correcto.

—¿Por qué?