—Penny.
—¿Eh? —Charles se giró hacia su lado donde Haines estaba sentado en la furgoneta—. ¿Acabas de llamar a mi hija?
Haines estaba mirando su teléfono, sus labios evidentemente curvándose hacia abajo. Cuando se giró para enfrentarse a Charles, su expresión mostraba agotamiento, como si estuviera harto de las payasadas de Penny.
Charles sonrió. —¿Qué hizo ahora mi hija, Haines?
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—¡Jajaja! —Jessa rió, golpeando la espalda de Haines y haciéndole encorvarse con cada golpe—. ¡Jajaja!
—Jessi... —Allison suspiró, de pie cerca de su esposo y la mesa de Haines—. Deja de golpear la espalda de Haines. No puede comer su comida con el mensaje de la Abuela Pierson. Golpearle la espalda no va a ayudar.
—¡JA JA JA! Pero ya era hora —Jessa apoyó sus manos en la silla de Haines, frunciendo sus cejas juguetonamente—. Deberías encontrar una esposa, viejo. ¡La suegra de Penny tiene razón! No puedes ser el tercero en discordia toda tu vida y...