—¿Quieres salvar a tu hermana, Slater Bennet? —Puedo salvarla y ayudarte a obtener habilidades que nunca pensaste adquirir. A cambio, quiero que mates a alguien por mí.
Slater instintivamente contuvo el aliento, el leve pinchazo en la parte trasera de su cabeza momentáneamente olvidado mientras la mano que sujetaba su cabello se tensaba. Por un momento, sus ojos se dilataron lentamente, su cerebro en blanco mientras intentaba procesar las palabras que acababan de salir de su boca.
—¿Qué? —Su voz tembló—. ¿Matar... a alguien?
La mujer bajó ligeramente la cabeza. —No te preocupes. Mis hombres te enseñarán cómo. Es solo cuestión de si quieres salvar a Penélope Bennet o no.
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