—¿Zo... Zoren?!
William jadeó mientras su orgulloso corazón instantáneamente se estremecía, hundiéndose en el fondo de su estómago. Instintivamente contuvo la respiración, su mirada feroz se dilató.
¿Qué estaba haciendo Zoren aquí?
Esa pregunta no solo cruzó la mente de William, sino también la de todos los presentes en la zona. La multitud bulliciosa cayó en silencio, con los ojos fijos en la imponente figura que estaba justo detrás de William Pierson. Y, como de costumbre, junto con Zoren estaban Benjamín y algunos de los guardaespaldas de Zoren.
—¿Qué está sucediendo? —susurró alguien en la multitud, temeroso de que Zoren lo escuchara a pesar de la distancia. —¿Por qué bajó hasta aquí?