Se podría decir que, por razones tanto oficiales como personales, era obligatorio participar en un evento tan alegre.
Así que Zhuang Qingning aceptó sin vacilar.
Al ver a Zhuang Qingning aceptar tan fácilmente, la Sra. Han se rió con ganas, su boca casi se estiraba a sus orejas. —Bien, si tienes ganas de venir, entonces ven mañana después del desayuno. Tienes buen ojo para la calidad, puedes ayudarnos a decidir si los platillos para los invitados al mediodía son adecuados —sugirió.
—Seguro, estaré allí temprano mañana —respondió Zhuang Qingning con una sonrisa.
Después de unas palabras más, al ver que Chu Jinnian también estaba allí, la Sra. Han no se demoró más y se fue primero.
Zhuang Qingning acompañó a la Sra. Han a la salida y charlaron en la entrada por un rato antes de que ella volviera al patio. Echando un vistazo alrededor, notó la expresión de descontento de Chu Jinnian.
Umm...