—Está bien, habla. ¿Qué es lo que quieres esta vez? —dijo Xiao Heping mientras se pellizcaba impotente el puente de la nariz.
Dijo eso, pero sabía muy bien que en la colaboración entre ambas partes, la fábrica era la que más ganaba.
La receta de la niña no tenía precio.
Lin Tang pensó en la familia de Ling Lei, y su expresión se volvió seria.
—Tío Heping, tengo una idea…
Tan pronto como Xiao Heping oyó que ella tenía una idea, sus párpados comenzaron a parpadear descontroladamente.
La última vez que la niña dijo eso, se llevó su maquinaria.
—...Adelante.
Lin Tang notó su preocupación y casi no pudo mantener su cara seria.
—¿Te estás poniendo nervioso, Tío Heping? No hay necesidad, no es nada problemático para ti —dijo con una media sonrisa.
Xiao Heping, al ver que ella no parecía estar bromeando, soltó un suspiro de alivio, pero dijo:
—Solo temo que me compliques las cosas, en serio.
Song Yi: "..." ¡Realmente estás asustado!
Lin Tang lo miró incrédula.