—¿Ah? ¿Es así? Realmente lamento la molestia. —Lin Tang se sintió un poco avergonzada mientras tocaba la punta de su nariz.
El hombre claramente parecía un jefe ocupado e importante. Echó un vistazo furtivo a Jing Ting. El hombre tenía un rostro apuesto, con un toque de severidad en las comisuras de sus ojos y cejas, lo que mostraba que era un líder autoritario. Y el traje Sun Yat-sen que llevaba innegablemente lo confirmaba. A juzgar por su cara, no se podía adivinar su edad, pero había una autoridad indescriptible en él que inspiraba respeto. En resumen... ¡No era un hombre simple!
—No es molestia, vamos. El carro está fuera.