—Tiantian, gracias —dijo Jiang Lifang—. Hablemos de este asunto más tarde. Por ahora, concentrémonos en el tratamiento de Yingjie.
—Está bien, te escucharé —respondió He Tiantian.
Jiang Lifang salió y le contó a Huo Zhekun lo que He Tiantian acababa de decir, y él también estaba muy conmovido.
Por el bien de los sentimientos de Tiantian, si su hijo no se recuperaba, tampoco cargarían a He Tiantian.
La pareja regresó, y Jiang Lifang llevó algo de ropa para He Tiantian, tanto de ropa interior como exterior.
Una hora más tarde, He Tiantian se despertó y quiso ir al baño, pero su mano estaba siendo sostenida por Huo Yingjie, impidiéndole ir.
He Tiantian trató de aguantarse pero no pudo, su cara se tornó roja de esfuerzo. Forzó la mano de Huo Yingjie y corrió al baño a toda velocidad.
Huo Yingjie, como si se hubiera asustado, se despertó y vio a He Tiantian correr. Levantándose de la cama, la siguió descalzo.