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Una Huang Jingli así hacía que He Tiantian y Cui Ying quisieran llevarse bien con ella y convertirse en amigas.
—Inclúyeme también, Huang Jingli. Espero que puedas casarte antes de cumplir los veintisiete —dijo Cui Ying, cuya impresión sobre Huang Jingli había mejorado mucho desde que la conocía.
Huang Jingli puso morritos y dijo —Sí quiero experimentar una relación seria, pero encontrar a la persona adecuada no es tan fácil como recoger algodón. ¡Mejor me concentro en mis estudios!
—El destino une a las personas sin importar cuán lejos estén; sin destino, no se encuentran ni estando cara a cara —consoló He Tiantian—. No suspires. Es solo que el destino aún no ha llegado.
—Conformémonos con esa idea —dijo Huang Jingli—. Apúrate y ve, necesito entregar la tarea en la oficina.