CAPÍTULO 355

Después de escuchar la historia de Rosalie y William, las oscuras pupilas de Kendall relucieron.

—Entonces, señora Parker, ¿puedes entender mis sentimientos? —lágrimas brotaron de los ojos de Rosalie.

—Entiendo —Kendall asintió con voz fría y suave—. Pero también necesito desesperadamente que reconozcan a Anne y a su hija.

—¿Cuánto se necesita? —preguntó Rosalie.

—Es una cuestión de la vida de mi hermano —Kendall dijo con honestidad.

Los ojos de Rosalie eran complejos. Un momento después, ella exhaló:

—Entonces llévame a Castillo William.

Aunque no entendía por qué su reconocimiento con su hija estaría relacionado con la vida del hermano de Kendall, creía que Kendall no le mentiría.