Por lo visto, no podemos tener un aneurisma dentro de un mundo ilusorio, así que estaré bien.

La mano de Dios se extendió hacia mí, y observé con horror y fascinación cómo se abría el oscuro tercer ojo.

Ugh—esa sensación nauseabunda otra vez. Me encontré tropezando hacia adelante y casi cara a cara con un profundo y oscuro vacío antes de que un fuerte agarre me jalará hacia atrás.

—Oh, gra— Miré hacia atrás y mi voz se atascó en mi garganta, ¡porque el niño ya no era un niño!

Aún en un traje negro—ese meticuloso traje de tres piezas hecho a medida—y una corbata roja que era del mismo color que sus ojos, el Dios Demonio ahora era un adulto completamente desarrollado. No solo un adulto, sino que parecía un hombre de mediana edad; un hombre muy guapo, por si tienes curiosidad, justo como había imaginado que el niño crecería. Y ahora que estaba más cerca, podía ver que su piel pálida tenía patrones, casi como un tatuaje invisible.

Ah, así que esa era la semilla alfa.

—Ehm...

—¿Qué?