Una lección de avaricia por el Señor Demonio de la Avaricia

Los redondos ojos verdes me miraban con la luminosidad y la pureza del mundo. Los dedos jugueteando con los míos se sentían tan pequeños y cálidos. ¿Qué debería hacer ante una vista tan adorable?

—Depende de Jade —le dije—. Puedes llamarme como quieras.

—Ehmm —él casi gritó de nuevo, pero se contuvo como un buen chico y me jaló para poder susurrarme en el oído—. ¿Shwa también llamará Maestro a él?

Mordí mis labios y miré hacia arriba a Natha, que sonreía suavemente y acariciaba el colgante negro. Quizás era mi imaginación, pero sentí una ligera vibración proveniente de la jaula dimensional.

—Sí —dije avergonzadamente, sintiendo mis mejillas completamente encendidas ahora.

—Entonces, entonces —Jade agarró mis dedos—. ¿Puede Jade llamar Maestro a él si Jade está en esta forma?

—Si Jade quiere —asentí.

—¡Vale! —Jade asintió, las mejillas regordetas se enrojecieron—. ¡Porque Jade es el hermano mayor de Shwa!