Miré la prístina y hermosa tarjeta blanca en la mano de Zarfa en silencio y luego me volví a mirar a Natha. Estaba sonriendo relajado y, mientras lo seguía mirando, su expresión se desmoronó. Me miró fijamente, confundido, y le golpeé el brazo fuerte.
—Tsk, debía habérmelo mostrado primero a mí.
Él parpadeó, aún confundido, y lo golpeé de nuevo. Jade piaba sorprendido, pero uniéndose a mí para patear a Natha con sus pequeñas patitas.
—Ehh... ¿cariño? —Natha no me frenó de golpearlo, nunca lo hacía, como si de todos modos no sintiera nada, pero estaba confundido. Y aún así, yo estaba tan molesta que no tenía ganas de explicárselo.
—Este... ¿se lo mostraste antes a él, Doc? —Zarfa, que se estaba alejando de nosotros junto con Aina, preguntó con curiosidad.
—¿No? Oh...
Lo golpeé una última vez, ya que parecía que finalmente lo entendía. Retrocedí, crucé mis brazos y abulté mis mejillas molesta.
[Jade no tiene idea de qué sucede, pero Pesadilla está equivocado!]