Cuando tu hijo está profundamente dormido así que tienes tiempo para una cita

—Fwaaa... —exhalé aturdido, sumergiéndome más profundamente en un montón de mantas con las que Natha me había envuelto. Holgazaneando tranquilamente en el sofá, observaba a mi travieso Señor Demonio limpiar el desorden que habíamos hecho antes—. ¡Eso fue divertido!

—Suena como Jade —se rió Natha mientras colocaba los papeles que acababa de recoger de vuelta en su escritorio—. Bueno, soy su Papá.

—Mira cómo lo aceptas ahora —Natha volvió al sofá aunque todavía había cosas tiradas por el suelo debajo de su escritorio—. ¿Cómo está tu cuerpo?

—Creo que estoy mejor que tú, mi Señor —dije con una sonrisa.

Él fue el que estuvo tan agresivo antes, pero él fue quien se detuvo cuando yo aún quería continuar, diciendo que acababa de regresar de un largo viaje. Hmph--¡no creas que no te vi respirando con dificultad y sosteniéndote la cintura, viejo!