El Sueño Más Hermoso

Definitivamente era un momento incómodo, quedarse congelado antes de que la ceremonia siquiera comenzara. Era casi como el karma, por todas esas veces que Natha usaba su habilidad para atraer el miedo de la gente y los dejaba paralizados en el campo de batalla.

Pero, ¿qué podía hacer?

Era como ver caminar un sueño. Su pasado, su presente, su futuro; todo convergiendo en una sola entidad. Dos semanas—dos semanas había pasado lejos de su amada, y tenía que contenerse para no destrozar la puerta cuando escuchó esa dulce, dulce voz.

¿Cuántas veces había pasado solo observando la grabación y la pintura de su cariño? ¿Cuántas noches en vela había soportado mirando la sombra de la Guarida en la distancia?

Incontables veces había imaginado el momento en que finalmente vería a su amada Valen salir por esa puerta; hacia él, y solo hacia él. Había soportado que sus vasallos se burlaran de lo nervioso que estaba esperando que su novia caminara hacia el altar.