jugar a la casita no es tan fácil como pensé

—Ah, debería haber encendido la linterna antes de que fuéramos —Natha se golpeó la frente cuando regresamos a una cabaña oscura. Oscura por todas partes, honestamente, ya que estábamos en medio del bosque.

Por suerte, había luciérnagas y algo de musgo brillante alrededor de la cabaña y el río, así que en realidad era bastante bonito—no daba vibra de película de terror, quiero decir.

—Lo siento, cariño, quería hacerlo perfecto, pero...

No pude evitar reírme de su cara preocupada. Era bastante lindo que siempre quisiera verse genial y todo eso, pero me encantaban sus deslices ocasionales tanto como su actitud cool.

—No quiero que sea perfecto, de todos modos... —sonreí y lo besé antes de subir al porche oscuro—. Ya no estás frente a tus subordinados, así que deja de actuar como si fueras genial frente a tu esposo.

—Dilo otra vez —tiró de mi cintura y me arrinconó contra la barandilla del porche—. Y deja de actuar tímido frente a tu esposo.