Aerlev

Transmigrar dentro de una novela no es realmente algo malo: conoces la historia, tienes el poder del futuro en tu mano, conoces todas las claves ocultas. Podrías terminar siendo el ser más poderoso y omnisciente de ese mundo.
Eso es, si no te despiertas durante el epílogo.
Y aún así me encuentro en el cuerpo de un sacerdote caído al final de la novela, un héroe trágico que tuvo su circuito de mana roto en la última guerra, siendo repudiado, ahogado en deudas y destinado a morir poco después.
Afortunadamente, conozco justo la cura.
Desafortunadamente, la cura estaba en manos de uno de los Señores Demonios, ya sabes, la raza con la que mi reino acaba de hacer guerra.
¿Me daría la cura si se la pido educadamente? No hay daño en intentarlo, ¿verdad? De todas formas, moriría si no consigo la cura.
—Claro, pero tienes que ser mi novia como precio —dijo el Señor Demonio.
...eh? —Señor, ¿sabe que soy (técnicamente) un sacerdote, verdad?

El Novio del Señor Demonio (BL)

Mis ojos estaban bien abiertos mientras observaba la estructura recién construida al lado del lago, frente a mi amado invernadero. Tenía que admitir que aún estaba bastante dudosa antes, preguntándome si realmente podrían hacerlo en menos de tres semanas, pero...


Ahí estaba; un puente completamente funcional y firme que conectaba el invernadero con el otro lado del lago, llevando a... nada.


Espera—no hay necesidad de decepcionarse. Por supuesto, parecería que no lleva a nada; un conjunto completo de aislamiento y un array de ilusión se estaban dibujando desde el bosque hasta la orilla del lago. Desde el invernadero, el puente solo parecía estar conectado a un pequeño pabellón abierto. Nada más.


Caramba—incluso hicieron que la novia y el pabellón fueran hermosos para que pareciera nada más que una decoración estética para el consorte del Señor. Ahem, yo.


No hay tal cosa como demasiados lugares secretos