Es más fácil soportar algo cuando sabes que hay una recompensa al final

—Debes decirme cuando llegue el bebé, ¿de acuerdo? —Zarfa me apretó las manos fuertemente cuando fue hora de que regresaran al Reino Humano.

—Está bien, está bien~ —respondí despreocupadamente, pero ella apretó su agarre y me miró fijamente.

—¡Prométemelo!

—¡Prometido!

Respondí en voz alta por reflejo, como si un sargento instructor me estuviera hablando. ¿O fue la enfermera jefe? Ugh...

Pero Zarfa sonrió dulcemente y asintió con satisfacción, como si no me hubiera dado una mirada penetrante hace unos segundos. —Bien, bien... Solo avísame a través del personal de tu esposo allí, ¿bien?

Me reí y la abracé por última vez. —Muy bien, Tía~

Me sostuvo fuerte y susurró. —¿Qué hay de los templarios?