Desmayado

—Jefe, ¿está ahí? —Guo Bambang golpeó la puerta de Wu Jin con urgencia y en cuanto recibió permiso, irrumpió en la oficina con una expresión aterrorizada en su rostro.

Wu Jin estaba ocupado lidiando con las consecuencias de la situación, aunque el hombre que murió no era nadie especial, de hecho era un ciudadano de su ciudad y tenían el deber de protegerlo, pero eso no era lo que hacía que Wu Jin trabajara como loco, sino los familiares del hombre. Al igual que el hombre que murió, eran astutos e irracionales, habían estado armando un escándalo en las calles aunque a la esposa y al hijo del hombre se les había dado una compensación, y esos familiares codiciosos del hombre todavía buscaban más dinero.