—Y luego me contó que su esposo ha estado llegando tarde de la oficina durante los últimos dos meses —Xiao An Na rodó los ojos cuando terminaba de contar el chisme a sus vecinas—. Estaba saliendo a comprar unas verduras ya que su refrigerador estaba casi vacío cuando se encontró con las dos ancianas que vivían en el mismo vecindario que ella.
Hace unos días escuchó un rumor sobre la mujer que vivía al final de la calle siendo engañada por su esposo que circulaba por el vecindario y ella, con su alma de chismosa, no perdió ni un segundo en contarles a los demás sobre estas interesantes noticias.
—Qué tonta —murmuró otra mujer con un pesado suspiro mientras tomaba la bolsa de lechuga y tomates que el vendedor de verduras le entregaba y se llevaba la mano a la mejilla—. Las señales estaban ahí pero ella estúpidamente eligió ignorarlas, si una mujer como ella no es engañada, ¿entonces quién lo será?