Los hombres miraron a Song Yan, que apenas les llegaba a los hombros, y sonrieron con suficiencia, mientras su líder miraba a los miembros de su banda y luego soltaba una risita al volver a mirar a Song Yan. Levantó las cejas y preguntó —¿Qué vas a hacer, mi pequeña querida? ¿Besarme hasta que caiga inconsciente en el suelo? Luego miró a Song Yan con lascivia antes de chasquear la lengua y decir —Tal vez déjame echar un vistazo a ese cuerpo hermoso tuyo, apuesto a que me desmayaré al ver esos pechos llenos.