—No hay necesidad de que me trates como tu verdadera hermana, sería mejor que no te dejes engañar por las palabras de algún otro intrigante como Ji Haoyu, no estaré a tu lado todos los días para salvarte —Song Yan no levantó la cabeza del libro que estaba leyendo, en sus ojos esto era más bien común en su ámbito.
La gente siempre malinterpreta a los maestros celestiales solo para que luego bajen la cabeza y pidan perdón, esto era algo a lo que estaba muy acostumbrada después de todo, en quinientos años vagando como un fantasma, ¿qué había que no pudiera ver?
Fu Yu Shen suspiró aliviado cuando vio que Song Yan ya no lo culpaba. Lo que no sabía era que Song Yan no lo culpaba desde el principio. La razón por la que hizo todo esto fue para enseñarle una lección a este joven maestro tan ingenuo. Había sido demasiado salvaje para su gusto, y ya era hora de que se controlara y comenzara a madurar.