—Se preparó un buen banquete para el viejo maestro Fu, pero gracias al comportamiento molesto del tercer Tío Fu y la Tía Fu, el banquete entero fue arruinado para la familia Fu. El viejo maestro no tenía ánimo de continuar con el banquete, pero sabía que sus nietos habían trabajado duro para este banquete, razón por la cual no dijo nada más. En su lugar, avanzó y cogió una delicada copa de champán que le fue entregada por el camarero que trabajaba en el banquete.
—Buenas noches damas y caballeros —dijo el viejo maestro Fu mientras levantaba la copa de champán en sus manos y miraba a la multitud que se había reunido para su banquete de cumpleaños.
No bien cayó su poderosa voz, la bulliciosa habitación se tornó silenciosa de inmediato y luego su atención fue atraída por el viejo maestro Fu, que estaba de pie en el pequeño escenario con sus nietos.