Lo siento, mi precioso.

—No lo sé —dudó Song Yan antes de responder cuando notó que la tez de Fu Yu Sheng se había vuelto fría—. Creo que en efecto ella está detrás de esto, ¿pero tal vez me equivoque? A pesar de decir esto, tenía muy claro que la mujer estaba detrás de todo lo que estaba sucediendo en la ciudad.

Fu Yu Sheng también sabía que Song Yan solo decía esas palabras porque quería aliviar sus preocupaciones y miedos, parpadeó y luego se levantó de la cama y dijo de manera algo apresurada —Puedes dormir, yo voy a tomar un baño.

Song Yan vio al hombre irse y no dijo nada, no sabía por qué la mujer de rojo asustaba tanto a Fu Yu Sheng, pero sabía que no iba a obtener una respuesta porque cada vez que mencionaba a esa mujer, Fu Yu Sheng parecía como si lo estuvieran matando. Suspiró y luego miró los pedazos del brazalete que Fu Yu Sheng había dejado atrás y murmuró —¿Quién eres y qué quieres de nosotros?