—¿A quién demonios estaba llamando perro? Dentro de la sala, el tío tercero Fu estaba tan enojado que empezó a maldecir en cuanto el segundo Fu Yu Sheng salió de la sala. Levantó la mano y luego sacudió el ramo que estaba al lado de la mesa junto a su cama y cuando vio la corona de flores hecha de lirios, casi se le salen los ojos. ¿Realmente se atrevieron a traer lirios blancos a su sala del hospital? ¿Lo estaban maldiciendo para que muriera?
—¡Ese maldito bastardo!