—Tú... ¡bastardo! —Su columna se arqueó por reflejo cuando Lu Yizhou metió más dedos; ahora cuatro, dos de cada mano—. ¿¡No te ha sido suficiente con una vez?! Espera, déjame levantarme primero...
—No —dijo Lu Yizhou ronco, con los ojos entrecerrados de excitación y posesividad. Bloqueó sus talones detrás de la espalda de Moshe, impidiéndole moverse—. Su posición impedía que los dedos de Lu Yizhou alcanzaran su próstata y, de alguna manera, era más tortuoso que si lo hubiera hecho.
Moshe enterró su rostro en el hombro de Lu Yizhou y mordió la carne dura para amortiguar los gemidos.
—No está permitido ir a ningún lado. No es suficiente... ni siquiera unas cuantas vidas serían suficientes...
Moshe estaba aún vulnerable por su intenso orgasmo anterior y con Lu Yizhou provocándolo así, sentía hormigueos directos hasta el cuero cabelludo y provocaban que su pene entrara en modo furioso.