—¡Bang!
Un disparo ensordecedor resonó en el aire, dejando a todos congelados en estado de shock. Ninguno de ellos tenía un arma, ¿de dónde venía?
En un instante, todas las miradas se dirigieron hacia la mujer a la que habían pasado por alto debido a su tenue presencia.
—Diana.
Sostenía un AK-47 reluciente y muy impresionante. El cuerpo del fusil de asalto estaba grabado con patrones de rosas y el humo que emanaba del cañón era ligeramente rojizo, demostrando que no era un arma ordinaria. El olor de la pólvora se mezclaba con el polvo pesado y la sangre. Y el extremo de su cañón estaba apuntado a...
Maureen miró su propio pecho con expresión vacía.
—¿Qué...? —la sangre comenzó a brotar de su boca mientras balbuceaba, confusión en su tono—. ¿Cómo... si soy una bruja negra? No se supone que...