—¿Ellen? —El corazón de Lu Yizhou dio un vuelco y rápidamente se apartó para ver cómo estaba su amante.
La vista que lo recibió destrozó instantáneamente su corazón en pedazos. Ellen, su amante, cariño, el amor de su vida, su preciosa mascota, en ese momento tenía los párpados bajos mientras las lágrimas cristalinas descendían en grandes gotas de sus ojos. Lu Yizhou nunca había visto a alguien llorar así antes, tan silencioso y desgarrador al mismo tiempo.
Por otro lado, la expresión de Ellen seguía siendo completamente fría y no parecía darse cuenta de lo que estaba sucediendo. Las lágrimas simplemente caían, como si tuvieran voluntad propia, una tras otra por sus hermosas mejillas pálidas. No fue hasta que Lu Yizhou le tomó el rostro con su mano y gentilmente secó las lágrimas con su pulgar que él volvió en sí.
—Eh...? —Ellen lo miró, desconcertado—. ¿Qué estoy