9.11 Bien educado y dócil

Tan pronto como se quedaron solos, lo primero que hizo Zhao Bolin fue recuperar la ventaja que había perdido junto con su compostura.

Afortunadamente, la breve intervención del profesor Lou antes le había dado tiempo suficiente para calmarse. ¡Dios... realmente no tenía idea de qué le pasaba! En el momento en que sus ojos se encontraron con los orbes plateados del estudiante varón, cada centímetro de su piel hormigueaba como un cable vivo, enviando chispas de electricidad hasta la punta de sus dedos. Su cerebro trabajaba con demasiada diligencia para secretar hormonas que causaban que su reacción física se volviera loca.

Soltó un suspiro tembloroso y cruzó los brazos sobre su pecho para no dejar que el otro supiera cuán afectado estaba por su mera presencia.