Palabras poco amables.

—¡Fan Meilin, estás cruzando tus límites! —Ji Yao miró a Fan Meilin con una mirada fulminante—. ¿Cómo te atreves a decir esas cosas?

—¿Dije algo incorrecto? —preguntó Fan Meilin con una ligera inclinación de su cabeza. Nunca se había enfrentado a Ji Yao ya que ella una vez fue su faro de esperanza. Había intentado por todos los medios acercarse a Ji Yao con tal de recibir aunque fuera la más mínima noticia sobre Liao Hong.

En aquel entonces estaba tan desesperado por acercarse a Liao Hong que estaba dispuesto a aprovechar cualquier oportunidad que se presentara ante él.

Más adelante, esa desesperación se convirtió en ira. Aunque dejó de preguntar sobre Liao Hong después de perder a su hijo, en vez de eso, comenzó a desfilar frente a ella. Con ira, desesperación.

«Mira, lo que perdiste.»

«Mira lo que me hiciste.»

«Es tu culpa, ¿sientes culpa por ello?»