Bromeando

Luo Huian estaba disgustada por el acercamiento de Qi Yongrui pero sinceramente tentada por su oferta. Si aceptaba almorzar con él, estaría libre de este hombre que codiciaba su virtud durante quince días.

Quince días de paz total... la oferta que Qi Yongrui le había hecho era bastante tentadora.

—¿Y bien? —viendo que la expresión de reticencia en el rostro de Luo Huian se suavizaba un poco, Qi Yongrui parpadeó y preguntó pacientemente—, ¿entonces? ¿Vas a aceptar?

—Está bien —dijo Luo Huian de manera brusca. Resopló y jaló la silla antes de sentarse en ella—. Esta es la segunda vez que veo a alguien consciente de que no es bienvenido y aun así sigue pegando su cara caliente en un trasero frío.

Las palabras de ella no ofendieron a Qi Yongrui. Nunca había sido alguien que dejara que sus emociones dirigieran sus acciones, si lo fuera —entonces ciertamente no habría sobrevivido las dificultades de la familia Qi.