Luo Huian se giró para mirar a la mujer que la llamaba pero en cuanto se dio la vuelta, fue abrazada por alguien y sus ojos y boca terminaron llenándose de una melena de cabello rubio.
El impacto la hizo tambalear y casi se cae al suelo. Pero fue atrapada justo a tiempo por Luo Qingling o si no su linda cabecita podría haber acabado estrellándose contra el pavimento.
—¿Qué–qué clase de ataque es este? —preguntó mientras miraba a Luo Yeqing que la estaba abrazando.
Sin embargo, la mujer mayor que abrazaba a Luo Huian no la soltó. En vez de eso, continuó abrazándola y suspiró:
—Oh, gracias a Dios estás bien.
Luo Yeqing siempre había mantenido a Luo Huian alejada porque creía que Luo Huian no era su hija. En su corazón, mientras la niña estuviese bien alimentada y viva, todo estaba bien y no necesitaba su preocupación.
Sin embargo, justo ahora, cuando vio a Luo Huian lidiando con el Hueco ella sola, Luo Yeqing sintió como si su corazón fuera a estallar de su pecho.