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Usted Ruojin despertó tres horas más tarde; al despertar, encontró a Chu Xijue limpiándole la frente. La vista del mer sosteniendo una esponja suave y limpiándole la cara era tan aterradora que Usted Ruojin se apresuró a alejarse de él.

Como estaba apresurada, ni siquiera se preocupó por sus costillas rotas que acababan de ser tratadas y se tiró un nervio. El dolor era tan agudo que Usted Ruojin siseó de dolor y cayó de nuevo en la cama.

—Deberías tener cuidado —Chu Xijue la ayudó y recostó su cabeza en la almohada. Con una mirada preocupada y acusadora, le dijo:

— No actúes así—no es que quiera golpearte, Ruojin. Fuiste tú quien me hizo enojar. Si no hubieras dicho esas palabras tan crueles, ¿habría hecho yo tal cosa?

—Sabes cuánto te amo y aún así te atreviste a decir que querías terminar conmigo; eso me hizo enojar. Si no hubieras dicho algo tan insensible, ¿te habría lastimado?