—Seré un perro si veo otra película con esa estrella —maldijo Luo Huian mientras quemaba Salvia en su habitación junto con varios inciensos de alta calidad. Estaba tan aterrorizada que cada vez que cerraba los ojos, veía esa cara horrenda y cada vez que sus ojos caían en el reloj, temía de las agujas que estaban a punto de señalar las tres en punto.
—¡Maldita sea, por culpa de esa estrella, ya no podía dormir a las tres de la mañana! Ahora tenía que esperar a que el reloj marcase las cuatro antes de poder cerrar los ojos y dormir tranquila.
—Xiao Bai y Xiao Hei se miraron el uno al otro y no sabían qué decirle a Luo Huian. Esta chica, realmente era rara. Claramente, había lidiado con varios cultivadores demoníacos, ¿entonces por qué le daba miedo los fantasmas? ¡Realmente no la entendían!