—Solo entonces Luo Huian se sintió un poco aliviada. Si tenía que ir a la tienda con esa mer burlona, sarcástica y despreciativa, entonces mejor se saltaría todo el banquete.
—Cuando Luo Yeqing vio a Luo Huian tan aliviada, se divirtió. No pudo evitar comentar —Nunca pensé que le tuvieras tanta aversión a tu papi Qin.
—Bueno, claro, no eres tú a quien se ha burlado toda la vida —Luo Huian rodó los ojos—. Aunque no recordaba todas las memorias de su antecesora, sí recordaba algunos pequeños incidentes que dejaron una marcada cicatriz en el corazón de la antigua Luo Huian.
—Uno de esos incidentes fue Qin Qiu burlándose constantemente de ella y diciéndole que nunca llegaría a nada. Si el mundo empujaba a Luo Huian a un pozo sin fondo llamándola de nombres y apuñalándola incontables veces, Qin Qiu era quien les entregaba el cuchillo.