¡Lucha!

—¿Qué dijiste? —Luo Huian se quedó atónita cuando escuchó las palabras de Dong Geming. Por un segundo pensó que había escuchado mal algo—. ¿Te recordaba a tu abuelo?

¡No era tan vieja! ¿Dong Geming intentaba menospreciarla o algo así?

—No, no a mi abuelo —Dong Geming negó con la cabeza—. Quería decir que me diste la misma calidez que solía extrañar. Realmente fue una buena sensación. Que me abracen y me digan que soy guapa en lugar de que parezco un hombre.

—Hacía mucho tiempo que no me sentía así de segura. Fue agradable tener a alguien que solo me mire a mí en lugar del estatus y el poder que tengo en mis manos.

—¿Entonces mi ropa? —Luo Huian tiró de su camisón.

—Fue cambiada por tu marido —respondió honestamente Dong Geming—. Después de llevarte a casa, empezaste a vomitar. No tuvimos más remedio que cambiarte de ropa. Sé que no está bien que yo cambie tu ropa cuando tu marido está contigo. Así que le pedí que la cambiara—. ¿Qué pasa?