—¡Señora Ru! —Yu Xiang Qiao miró a la mujer que había venido a acosarla en medio de la noche y se quedó sin palabras. A pesar de que sabía que había hecho algo mal, Yu Xiang Qiao no pensaba que había cometido un crimen como para resultar en una visita a media noche.
Ella miró a la mujer que la estaba viendo tambaleándose de izquierda a derecha antes de decirle a Ru Anzhi —Jefa Ru, yo no soy su empleada ni estoy trabajando en su tienda a tiempo completo. Yo, Yu Xiang Qiao, solo estoy trabajando como una pasante sencilla y honesta. ¿Y qué si fui a otra tienda a echar un vistazo? No es como si hubiera compartido alguna receta secreta suya con la señora encargada de esa panadería, ¿verdad?
—¿Quién sabe? —Ru Anzhi estaba borracha. Había bebido mucho antes de ir a buscar a Yu Xiang Qiao; después de todo, era una vieja costumbre suya y no podía cambiarla. Siempre que Ru Anzhi se enfadaba, bebía y armaba un alboroto. Es solo que esta vez, realmente vino a buscar a Yu Xiang Qiao.