—Nunca deberías cometer el error de pensar que las mujeres humanas no tienen sus propias batallas de dominación entre ellas. Nosotras las tenemos. En cada aspecto de nuestras vidas. Y a veces, ni siquiera nos damos cuenta de que lo hacemos.
—Incluso la más débil entre nosotras lo hace, pero de una manera mucho más sutil.
—Y es mucho más complicado que cualquier batalla de los hombres. Ellos se centran solo en golpearse físicamente. Ganas la pelea y ya está. Todos saben su lugar.
—Oh no, como un buen vino, siempre había diferentes capas de complejidad en cómo las mujeres interactúan entre ellas.
—La primera capa, como los hombres, era física. Quién era más grande y quién más pequeña. Quién podía ganar una pelea física y quién no.
—Luego pasaba a la apariencia. Quién tenía características más deseables que la otra. Infierno, incluso la longitud del cabello de una mujer era una cuestión de dominación.