¿Quién se atreve a acosar a mi esposa?

Escuchar a su esposa quejarse con esa vocecita tan lastimosa cuando respondió a su llamada no era lo que él había estado esperando. ¿Quién se atrevería a intimidar a su esposa en el imperio? Dejó la tercera y última taza de café de la termo que ella había empacado para él en el escritorio de su oficina.

También dejó los papeles que había estado leyendo y se recostó en su silla para hablar con ella.

—¿Quién es lo suficientemente valiente para intimidar a mi bebé? —le preguntó—. Dímelo y haré que se arrepientan.

—Alguien borró a mis reporteros de la lista de miembros de prensa que cubren el foro.

—¿Son solo los reporteros de Fénix? —le preguntó.

—En —respondió ella—. Sonaba tan infantil que Muyang se la imaginaba sentada en una silla haciendo pucheros mientras le informaba.